Los Bebes aprenden a Moverse Solos
Por Cecilia Galli Guevara
http://www.crianzanatural.com/art/art125.html
Es muy común que ayudemos a nuestros pequeños a moverse y que les
enseñemos a sentarse y a caminar. Pero ¿es beneficioso para ellos? Luego
de años de estudios, la especialista Emmi Picker concluyó que el
desarrollo motor surge de manera espontánea y que las enseñanzas de los
grandes pueden no ser lo mejor para los chicos.
No es poco común que, cuando nace un niño, sus padres, aunque
disfrutemos plenamente de cada etapa, imaginemos con ilusión el próximo
paso del bebé: cuando sostenga la cabeza, cuando se siente, cuando
camine… Y también es muy corriente que “ayudemos” a nuestra cría a hacer
movimientos que, por su edad, todavía no puede realizar. Así, por
ejemplo, los sentamos protegidos y hasta sostenidos por almohadones para
que no puedan caerse, porque todavía no pueden mantenerse erguidos. O,
con pocos meses de vida, los ponemos de pie pensando que ellos lo piden,
malinterpretando una necesidad del niño de ser llevado en posición
vertical para observar el mundo desde esa perspectiva. Pero puede ser
que –como observó la pediatra Emmi Pikler en el hogar para niños que
dirigió en Budapest– esta intervención no sea necesaria, y que por el
contrario sea perjudicial.
Emmi Pikler (1902-1984) fue una importante pediatra húngara que dirigió
el Instituto metodológico de educación y cuidados de la primera infancia
de Budapest (conocido como Instituto Lóczy, hoy llamado Instituto
Pikler), fundado para bebés que necesitaban cuidados prolongados lejos
de sus familias. Creó un sistema educativo basado en el respeto al niño,
en el que el adulto adopta una actitud no intervencionista que favorece
el desarrollo.
Pikler estaba convencida de que el desarrollo motor es espontáneo; y
aseguraba que, si se les proporcionan ciertas condiciones, los niños
alcanzan por sí mismos un desarrollo motor adecuado. El adulto no
“enseña” movimientos ni ayuda a realizarlos, y los niños se mueven y se
desarrollan regidos por su propia iniciativa. Por otro lado, no se le
impide al niño la realización de ningún movimiento, por lo que en este
sentido es completamente libre: si un niño que camina quiere reptar y
rodar, no hay nada de malo en eso.
¿Pero no es bueno que los adultos “ayudemos” a nuestros niños y les
“enseñemos” a realizar los movimientos? A esta pregunta Emmi Pikler
respondía que “ayudar” a los niños cuando ellos no están listos para
realizar ciertos movimientos por sí mismos es perjudicial. Y explicaba
que muchas veces el adulto actúa motivado por la costumbre: estamos
habituados a hacerlo, y eso nos resulta habitual. Pero que exista el
hábito no significa que sea beneficioso.
En su libro Moverse en libertad, la pediatra observa varios inconvenientes de esta ayuda modificadora del adulto:
Además, con intervención del adulto, el niño pierde etapas intermedias
de su desarrollo motor, como el reptar (muchas veces cuando un niño que
está sentado decide deslizarse para reptar, sus cuidadores lo levantan y
vuelven a sentarlo, inhibiendo su voluntad y ejerciendo una prohibición
sobre el movimiento) o el gatear, etapas que son necesarias antes de
adoptar posturas nuevas y de conquistar destrezas más avanzadas.
Para permitirles libertad de movimiento a los niños, dice Emmi Pikler,
es importante que ellos tengan espacio suficiente para moverse y ropa
que les permita mover sus miembros cómodamente. El espacio para los
niños debe además ser seguro y estar adaptado a ellos. Y si bien el
adulto está siempre junto al niño y lo incentiva a desarrollarse, no
debería ofrecerle su ayuda en lo que a movimientos respecta: no se lo
sienta, no se lo pone de pie, no se le ofrece un dedo para que pueda
sostenerse ni se lo “tienta” con juguetes para que avance. La autora
aclara que la no intervención del adulto no se debe a una falta de
interés en el niño; por el contrario, los adultos festejan con regocijo
el adelanto del niño, como lo harían si ellos hubieran intervenido en el
desarrollo de manera activa. Por último, el adulto debe mantener con el
niño una relación paciente y respetuosa.
Pikler observa que los niños que aprenden los nuevos movimientos por sí
mismos tienen mejor equilibrio, mayor coordinación, mayor seguridad en
sus actividades y por eso son menos propensos a sufrir accidentes.
Además, vivencian más “a fondo” el proceso de aprendizaje y tienen mayor
seguridad en sí mismos. Sus estudios concluyen que las enseñanzas y la
ayuda del adulto no es condición necesaria para el desarrollo motor del
niño, y que además pueden perjudicarlo al ponerlo en situaciones para
las que no están maduros todavía.
Por último, la pregunta obligada: ¿quiénes progresan más rápido? ¿Los
niños de Lóczy o los educados según métodos tradicionales? Las
anotaciones de Emmi Piker lo develan: luego de comparar sus estudios con
seis tablas confeccionadas por especialistas, la pediatra observa que
las edades son inferiores en el caso de sus pupilos por lo general
progresaban más rápido. Sólo nota atrasos en dos etapas: volverse de la
posición ventral a la dorsal y ponerse de pie. La causa del retraso del
primer movimiento la atribuye a las circunstancias dadas en su
instituto: “el niño sólo realiza este movimiento tras haber aprendido a
volverse de la posición dorsal a la ventral”, dice. Y continúa: “El
retraso referente a la posición de pie es probablemente debido a una
mayor libertad de movimientos, al gran espacio de que dispone para
desplazarse reptando (…). El niño que pasa poco tiempo en la cuna aspira
más tardíamente a la posición vertical”.
Es probable que si estamos acostumbrados a ayudar a nuestros hijos en
sus movimientos, nos resulte difícil no precipitarnos a intervenir en su
desarrollo motor: uno, como padre, quiere lo mejor para sus bebés; y
que aprendan a moverse rápidamente y sin contratiempos puede parecernos
parte de ese “darle lo mejor”. Pero informarnos sobre distintas
corrientes y estudios referentes a su desarrollo, y considerar darles
una oportunidad, puede ser beneficioso para ellos y, como consecuencia,
también para nosotros.
Etapas principales del desarrollo motor
Las principales etapas del desarrollo motor, según las describió Emmi Pikler, son las siguientes:
Instituto Pikler: http://www.aipl.org |
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